lunes, 21 de abril de 2008

La falta del libertad y climas laborales inadecuados.

"El Gobierno australiano autorizará a las compañías que proporcionan importantes servicios sobre economía a interceptar los e-mail y otras comunicaciones a través de Internet de sus empleados, bajo una nueva ley de seguridad contra el terrorismo." El País. 14 Abril 2008.

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¿Las compañías con la posibilidad de leer los emails de los empleados?
Parece que no avancemos en este campo, parece que vayamos retrocediendo. El binómio de seguridad y libertad ha sido manido muchas veces, pero casi todas de forma demagógica. La vice Primera Ministra de Australia ha dicho sobre esta ley que “las leyes que proponemos para permitir a las empresas espiar los emails de sus trabajadores son necesarias para proteger las infraestructuras electrónicas de ataques terroristas.[...] Os prometo que no estoy interesada en el 'e-mail' que enviáis contando lo que hicisteis en Navidades”. Faltaría más.
¿Pretendemos tener trabajadores contentos que se sienten espiados? No me valen el que es necesario para la seguridad. Si es necesario para la seguridad, cosa que no estoy de acuerdo, que lo haga la policía o órganos del sistema de justicia.
Cuando, además, se intenta relativizar diciendo que leer los emails no tiene que atemorizar a nadie porque si no tiene nada que esconder nada le va a pasar; parece que nadie piensa que no es miedo, es intimidad, ¿permitiríamos que alguien se pusiera a nuestro lado a escuchar una conversación que no le incumbe?
A raíz de esto se puede argumentar, que la cuenta de correo de trabajo no es para enviar emails personales, y que cualquier cosa que sea profesional, de hecho, incumbe a la empresa.
Bueno entonces, que se prohiba enviar emails personales, y a ver qué efecto tiene en los trabajadores esta norma. Quizá los trabajadores no quieran trabajar en una empresa que les exija que mientras están en el trabajo estén sólo para el trabajo, y no poder mezclar sus vidas profesionales y personales (cosa que ya discutimos en un artículo anterior, y lo nocivo que esto puede ser). Muy probablemente esto erosione la capacidad de retener talento de la empresa, porque nadie que pueda elegir en qué empresa puede estar, va a decidir estar en una con tan mala atmósfera.

¿No hablamos de retener talento, generando un mejor clima laboral, atendiendo a las necesidades de nuestros trabajadores, dándoles libertad para ser gestionados por valores?
¿Son los políticos que no entienden esto? ¿Son las grandes corporaciones que van a “utilizar” esta ley tan miopes como para secundar la ley?
Yo personalmente, no quiero trabajar en un sitio así. Aunque no sea terrorista. Ni jamás voy a pedir a empleados que trabajen para mí que me rindan cuentas de lo que dicen o dejan de decir.

lunes, 14 de abril de 2008

Palabras para el Bienestar, Concha Barbero

Hoy os quiero dejar con un extracto del libro Palabras para el Bienestar de Concha Barbero. Ante todo darle muchas gracias por participar de este blog, y colaborar a que tenga vida, y además por dejarme publicar este trozo de su libro que veo tan definitorio de lo que entiendo por Enfoque Holístico. No me siento tan solo a la hora de decir, hay que ser feliz en cada uno de los momentos de tu vida, y si hay momentos de vida que no te llenan, cámbialos.

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Y ya en otro ámbito, en el de las relaciones laborales, veo un submundo en el que se dan todas las circunstancias de la vida, en general. Ahí es precisamente donde más sorprendente resulta que concedas tu amor, entendido como amistad plena y sana, sin esperar nada a cambio. Los intereses, el provecho, el beneficio que se pretende obtener para “ser algo o alguien más” fuera de ese contexto, a veces, ciega el alma. Parece que hay que sacrificar ocho horas de tu día siendo superficial, serio, aburrido, manipulador o manipulado, porque luego siempre te queda “la vida de fuera”, donde puedes ser tú mismo. Personalmente, creo que hay que tomarse el día como una unidad y tratar de comportarse de la misma manera dentro y fuera del ámbito laboral, siempre dentro de una coherencia y responsabilidad en cada situación.
“¡Al trabajo no se va a hacer amigos!”, he oído en más de una ocasión. Pues, sinceramente, creo que si haces amigos en el trabajo no sólo se te hará más agradable la jornada, sino que también se enriquecerá y armonizará el ambiente, y se realizarán las actividades de una manera más placentera y, como consecuencia, más productiva.
Pero lo cierto es que a la mayoría de las personas les cuesta mostrarse como son cuando cruzan el umbral de su empresa, con la misma naturalidad con que lo harían cuando están solas, en sus casas, con su gente; es raro que nos enseñen su lado amable y espontáneo. Se juega a ser el empleado o el líder eficiente. Se pone uno la careta del trabajo, y se deja fuera la propia. Se ofrece un semblante preocupado, temeroso y educado (en el mejor de los casos). Esto sucede porque los humanos necesitamos estar integrados en algo, y se toma el entorno de la empresa, del trabajo, aquel en el que pasamos más horas (siempre he pensado que demasiadas, si analizamos la levedad de nuestra vida), aferrándonos a él para formar parte de una comunidad, para darle un “sentido” a nuestro día a día. Y sí que es cierto que en el trabajo se puede sentir uno muy pleno, sobre todo cuando lo que haces coincide con lo que te apasiona, pero aún más si se cuida el respeto, la armonía y la humanidad de las relaciones, porque, a fin de cuentas, son precisamente las personas las que mejoran las organizaciones. Hay que cuidarlas.
Puede que poseamos sobrados conocimientos profesionales y académicos, pero no hayamos ejercitado la inteligencia emocional y actuemos permanentemente guiados por el miedo. El afán por mantenernos en el poder, por ser reconocidos por los que se sitúan en un nivel profesional superior, y por aferrarnos a lo material puede conducirnos a que nos olvide lo que realmente somos: personas; nos hace insolidarios y distantes, y digo nos hace, porque, probablemente –o con toda seguridad– en la mayoría de nosotros haya un excelente fondo, lo que ocurre es que escalar puestos, recorrer medio mundo y hacer tratos con cientos de personas no nos proporciona la conexión y el viaje más efectivo: el que emprendemos hacia nosotros mismos. En todo caso, nos olvidamos de lo fundamental, que la dignidad hacia uno mismo abre las puertas de los más insignes despachos. Atreverse a ser honestos, a compartir, colaborar y querer a los que te rodean a diario es más que suficiente para triunfar, porque el trabajo es parte de la vida, no es un paréntesis, y las consignas, los comportamientos y las actitudes que nos hacen ser felices fuera de él, son igualmente válidas en él.
Dirige bien aquel que es, en el más amplio sentido de la palabra, bueno. Es bueno el que confía en los demás, el que está libre de miedos y permite que aquellos a los que conduce puedan mostrar lo mejor de sí mismos. No tiene miedo el que se siente libre e igual a los demás. Es libre el que no se siente amenazado por nada, porque, en realidad, no hay nada que temer.
La inteligencia emocional no puede medirse con parámetros ni cocientes; la mejor manera de hacerlo es observar el rostro radiante de quien la posee.
Es necesario sanear las cuentas de un negocio, pero no lo es menos sanar las mentes dispersas de todos los implicados en él, los que lideran y los que son liderados. Cada vez toma más fuerza en el entorno laboral la idea de que el buen desarrollo de las relaciones personales y la práctica del buen humor y de la cordialidad genera no sólo beneficios en la economía de las empresas y organizaciones, sino también en la salud mental de los seres humanos que conviven en ella buena parte de su vida.

domingo, 6 de abril de 2008

Expansión en red. La práctica

Hace un par de posts hablaba sobre la expansión de una organización a través de una red de trabajo. La formulación teórica aunque no excesivamente sencilla de comprender por los miedos naturales que surgen a la hora de perder el control sobre parte de tus procesos, se podía entender y compartir o no.
Esta idea surgió porque desde dentro de VEGlobal estuvimos considerando la posibilidad de ponernos en contacto con agencias y organizaciones europeas que se dedicaran a envíar voluntarios a Sudamérica, de este modo facilitaríamos a los voluntarios que quisieran venir a trabajar con nosotros, plataformas con más información en tema de becas y ayudas, ya que nosotros no podemos recolectar toda esta información nosotros solos y mantenerla al día, es más eficiente la opción de red.
Hice una borrador de propuesta de colaboración con una agencia, y dijeron que sí que estaban interesados. Ahora me encuentro con que mi formulación teórica, conlleva una serie de problemas que lejos de la elucubración filosófica tocan los aspectos más prácticos.
La cuestión es que tenemos una serie de pequeñas agencias repartidas por toda Europa, que no están bajo ninguna plataforma que las agrupe, sino que son una red atomizada que se comunican en momentos puntuales. Así que la primera pregunta fue, ¿qué plataforma puedo utilizar para que esta red funcione? Pero, hay una serie de aspectos a analizar con anterioridad:
- ¿Queremos integrarnos en una red que ya existe? La verdad es que no, puede ser muy grande, puede que no esté muy estructurada, y la cantidad de información que no nos interesa circulando puede ser muy alta.
- ¿Queremos integrarlos en nuestra red de contactos? Me genera un poco de reparo, por si parece una imposición de una de las partes. Sin embargo, creo que tenemos un par de herramientas que ellos no tienen y podemos utilizar para mantener el contacto. Porque, ¿cómo vamos a mantener la red? No van a haber reuniones frecuentes, pero nosotros tenemos una página web que sirve como portal a usuarios registrados, y una revista electrónica que sale cada dos meses que se envía a la lista de contactos y que da una actualización de lo que hacemos. Creo que es imposible hacer que seamos una red intensa, ya que no va a haber tanto tráfico de comunicación entre nosotros, no van a haber tantos voluntarios.

Con esta reflexión me estaba contestando a la pregunta anterior. Internet debería ser la plataforma, articulando una política de comunicación habitual mediante newsletters e invitaciones a que participen en nuestra web con una selección de agencias de otros paises podemos mantener un trato cálido, y que cuando les llegue un voluntario que quiere ir a Sudamérica nos propongan como una de las mejores opciones.

Así pues, aun no tengo muy claro, el cómo forjar una red sólida de socios y no de partes temporales en una transacción. La clave pienso, como ya he dicho, está en generar un flujo de información que sea interesante y que invite a formar parte de él. Pero, ¿por qué las agencias van a mantener el interés de leer una newsletter con la saturación de información que hay en la red? A cada respuesta me surgen varias preguntas, va a ser un proceso largo pero creo que con un espíritu crítico vamos a encontrar una buena manera