lunes, 31 de marzo de 2008

Perspectiva holística de los individuos

Desde que comencé mi vida laboral ha ido creciendo en mí un sentimiento de que hay algo en la división persona-profesional que no encaja. Por un lado entiendo y comparto que cuando uno abandona la oficina tiene que dejar de lado los problemas y preocupaciones que van asociadas a su trabajo, básicamente porque no es sano y, además, poco puedes hacer hasta el día siguiente.
Pero, sin embargo, creo que es esquizofrénico el dividir nuestra vida en profesional o personal, determinado por horarios. No, en todo momento somos personas, somos profesionales, además de poetas, músicos, pintores, amantes del cine, padre, hija, hermano y muchas otras cosas. Y esto no sólo no es nocivo sino que va a enriquecer nuestra vida en todos los aspectos.
Somos seres completos y así se nos tiene que tratar.
El decir que una persona no lleve sus problemas laborales a casa, o viceversa, no va a impedir que suceda; creo que afortunadamente, no podemos decidir lo que pensamos o lo que nos preocupa. Desde mi punto de vista, sin conocimientos de psicología demasiado avanzados, creo que para conseguir un equilibrio entre los diferentes aspectos de nuestra vida, hay que integrarlos. No sentirnos recriminados ni penalizados por hablar ni pensar en cosas personales cuando estamos en el trabajo, pero tampoco al revés. Con individuos responsables, dirigidos por valores, podemos delegar en ellos la responsabilidad de que el trabajo sea hecho, ya decidirán ellos cómo.

En la organización en la que estoy trabajando ahora, tengo mis objetivos semanales, y reparto mi tiempo entre los niños con los que trabajo (juego) en las instituciones, el tiempo que paso en la oficina y el tiempo que estoy en casa. Y en la oficina hago trabajo, pero no dejo de ser yo, si me canso me pongo a hablar con los compañeros o miro mi correo electrónico; al mismo tiempo cuando estoy en casa me pongo a trabajar con cosas que suelo hacer en la oficina o para los niños. Y nada de esto me supone una situación estresante, yo distribuyo mis tareas y mis pensamientos como mejor creo que van a amoldarse a mi día.
Porque somos demasiado complejos como para decir que somos profesionales de 9h a 17h, somos amantes de 18h a 19h, somos hermanos de 20h a 21h, etc... Somos un todo, y si una poesía surge mientras estamos en la oficina escribámosla y que no sea una frustración; al igual que una gran idea para nuestro trabajo mientras estamos merendando.

Quiero desarrollar mejor esta idea, y clarificarla más, porque aun en mí mismo encuentro muchas contradicciones. ¿Ideas? Abro la discusión para generar un pensamiento colectivo al respecto.

miércoles, 19 de marzo de 2008

Los quistes de información

Nadie puede negar que la gestión de la información en las organizaciones es algo complejo. A menudo encontramos que la información fluye de manera irregular y por canales que no permiten que sea todo lo transparente que sería deseable. Las causas de esta deficiencia pueden ser muy variadas, pero básicamente son de carácter humano, ya puede ser por una asimetría en el poder (real y percibido, es decir tanto porque hay una persona que es la supervisora como porque haya una persona que se perciba como un líder) que lleva a que los que tienen menos poder no dejen fluir la información por miedo a represalias de jefes mediocres o porque perciben que no se les tiene en cuenta o no pueden cambiar las decisiones que toma el superior; o puede ser porque la persona que debería comunicar está falta de seguridad en lo que dice y teme que se cuestione lo que dice.
Cuando existen este tipo de situaciones producen una serie de “quistes de información”, que vienen a ser esos cúmulos de información que se enquistan, y acaban saliendo por los pasillos o por otros canales que no sea las reuniones, que supuestamente existen para el intercambio de información. Si no facilitamos la transparencia en estas reuniones formales, la información fluirá por los otros canales que no controlamos y perderemos esa información que probablemente sea necesaria para resolver problemas latentes. Para fomentar esta transparencia propongo una serie de medidas, que aunque no sean únicas ni universalmente aplicables pueden dar una idea de por dónde debe plantearse la política de transparencia interna:
- Al hacer una propuesta comentar las dudas que se tienen al respecto y los puntos menos sólidos para que sean discutidos públicamente, aunque esto suponga un cambio sustancial en la propuesta o la incluso la cancelación de la misma.
- Incluir en las reuniones momentos de socialización fuera del tema profesional, por ejemplo el incluir un descanso en medio, para que los miembros puedan conversar y sentirse más cercanos. Una buena relación personal entre los miembros facilita la resolución de problemas y reduce la arrogancia ontológica (ver Metamanagement de Fred Kofman; lo define como el sentimiento de que nuestra experiencia define la realidad, por lo que nosotros somos más objetivos que los demás).
- Premiar y reconocer públicamente a los miembros que mediante una discusión han llegado a una solución óptima, para mitigar la negociación narcisista (ver Metamanagement de Fred Kofman; negociaciones en las que se percibe que uno gana y otro pierde, no por escasez de recursos, sino emocional).
- Reconocer públicamente aquellas personas que cuestionen el sistema de trabajo desde la base. Muchas veces las mejoras propuestas son superficiales porque nadie se atreve a decir que el proceso es erróneo, y que, realmente, no tiene sentido las nuevas mejoras ya que suponen hacer las cosas mal pero más rápido.
- Fomentar el reconocimiento de errores. Vivimos en sociedad de ganadores, y la gente oculta sus errores. Hay que fomentar la comunicación abierta de estos, porque todos nos enriquecemos de los errores ajenos, y promueve que los demás comentemos nuestros errores. Es esencial el mostrarnos vulnerables y humanos ante el resto del equipo.

Estas medidas, aunque difíciles de implementar, deben ser adoptadas como normales en cualquier organización que quiera trabajar con fluidez. Para comenzar este proceso, esta serie de actitudes deben ser tomadas por los supervisores o por la gente que tenga autoridad en las reuniones, ya que debido a la asimetría de poder, lo que ellos hagan establecerá el camino de trabajo.