lunes, 14 de enero de 2008

Empoderamiento y Dirección por valores

Hablamos a menudo del empoderamiento, del empowerment. Y me temo que los ejemplos que vemos son una interpretación un poco laxa de lo que se debiera entender. Claro que siempre hay criterios y todos somos subjetivos, y sin ser excesivamente ortodoxo y recurrir al diccionario, podemos intentar describir el empoderamiento por lo que se pretende conseguir con él.
Pretendemos dos cosas:
Que las personas que trabajan con nosotros se sientan partícipes de un proyecto en el que pueden tomar decisiones ( se les da poder) sobre hacia dónde van (objetivos) y cuál va a ser el camino ( tácticas).
Que el grupo se beneficie del mayor número de posibilidades que se abren al fomentar la creatividad y la libertad en la resolución de problemas e, importante, el planteamiento de preguntas.

Hay que tener muy presente que en este marco de trabajo no cabe el paternalismo. El empoderamiento requiere que desde los equipos de supervisión se transmita toda la información y que haya una libertad de decisión más allá de la elección entre dos alternativas preestablecidas.

Como una visión paralela del concepto, podemos pensar en cómo trabajamos con los niños con riesgo social, en mi caso, o con las personas que viven en países subdesarrollados o en vías de desarrollo. Pretendemos enseñarles conocimientos ( enseñar como proceso de empoderamiento) para que ellos puedan ser autosuficientes, puedan tomar sus propias decisiones y que no nos necesiten.

Quizá con este pequeño enfoque reducimos los casos que conocemos de empoderamiento, incluso nosotros mismos nos demos cuenta de que pecamos de paternalistas y pretenciosos. Con el empoderamiento tenemos que pretender que nuestros equipos no nos necesiten como supervisores. El equipo está empoderado, tiene poder como para tomar decisiones.

Lo cual no significa que cada equipo hace lo que quiere, ya que, obviamente, esto produciría un caos y difícilmente se iba a llegar a buen puerto.
Para ello tenemos al equipo directivo o de supervisión. Su labor va a ser la de comunicar los valores de la empresa que deben ser entendidos y compartidos por todos.
Si alguien se pregunta cómo hacer que todo el personal tenga una serie de valores, mi respuesta iría por el camino de la selección, no debemos hacer cambiar los valores de la gente que trabaja con nosotros, tenemos que pretender que la gente que trabaje con nosotros tenga esos valores.

Resumiendo, tenemos un equipo directivo que vierte información en equipos de trabajo recordando una serie de valores que considera estratégicamente importantes. El equipo de trabajo genera un objetivo, diseña la táctica y la implementa. Ya que normalmente los resultados de un equipo influirán en el resto de la empresa, siempre formamos parte de sistemas, el equipo directivo deberá coordinar y aportar opiniones sobre el impacto desde una perspectiva holística.

Un ejemplo, VE y los comités.

Dentro de Voluntarios de la Esperanza, se funciona en dos dimensiones. Por una todos los voluntarios estamos trabajando con instituciones, es decir, que estamos trabajando con niños dentro de unos centros a los que proporcionamos horas de servicio social gratuito. Por la otra, cada voluntario es miembro de un comité en el que se generan proyectos para talleres de tres tipos ( educación, arte y deportes), proyectos de formación interna, y desarrollo de relaciones públicas.
Cada uno de esos comités se marca sus propios objetivos y para conseguirlos desarrollan actividades y programas. Para financiar sus programas presentan propuestas al equipo de administración, directivo, que evaluará según los valores y la restricción presupuestaria si se puede financiar el programa.
Los voluntarios se sienten partícipes y dueños de sus propios proyectos, y la organización disfruta de un continuo flujo de ideas. Desde la dirección se organizan reuniones generales bisemanales en las que cada comité comenta los programas que va a poner a punto y se invita a todos los voluntarios a participar de ellos. Todos somos generadores de proyectos, y consumidores de ellos. El voluntario que está generando proyectos de arte, en su institución puede implementar tanto programas de arte como de cualquier otro tipo, ya que tiene toda la información y apoyo de un equipo de trabajo, comité.
Además estos comités tienen una membrana muy fina, y cualquiera de otro comité está invitado a participar y proponer ideas, incluso proyectos conjuntos, que, a veces, más que una novedad es una necesidad.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Mi experiencia me dice que la práctica que describes no es tan habitual. Observo que no todos los equipos directivos comparten y creen con la misma intensidad en los valores definidos, por lo que resulta muy complicado que los equipos hagan uso del "empowermnent" cuando no está siendo impulsado y defendido por igual entres sus superiores.

Quique dijo...

Aunque caminar hacia el horizonte no te haga alcanzarlo, te hace caminar. Este creo que es un gran horizonte, habrá que ir hacia él...