lunes, 4 de agosto de 2008

In-(ter)-dependencia

Antes de empezar a desarrollar el artículo de hoy, comentaros que ya está colgada la Newsletter de VE con el artículo sobre educación emocional que comentaba el artículo anterior.

Recuerdo una de las primeras presentaciones del antiguo Director de Formación de VEGlobal, como siempre muy emotiva, hablaba de la independencia.
Comentaba cuánto se motivaba a la gente a que fuera independiente, que parecía que uno de los estandartes de la sociedad occidental era el que, efectivamente, fuéramos capaces de no vincularnos a los demás.
En contra de esto, él proponía el hacernos dependientes, el quitar las barreras y crear vínculos, el dejarnos afectar por lo que a otra persona le sucede. Es tan importante demostrar a los otros que nos afecta lo que les pasa ( ¡eso es empatía!), el generar vínculos para permitir a los otros depender de nosotros, y nosotros saber que podemos depender de los otros.

Asumiendo así que la felicidad propia va a depender de la de los otros, al fin y al cabo, la definición de depender es la de someter un sistema a una variable externa que no se controla. (para los que les guste las matemáticas y=f(x); pero lo bonito de esto, es que la x=f(g)... y así por mucho, incluso x=f(y)... y=f(y)... ; lo que hacemos puede impactarnos a nosotros por el impacto que generamos en los demás, la verdad es que es bastante obvio, pero visto así quizá tiene más intensidad; sería algo así como la función matemática de quien siembra vientos recoge tempestades)

¿Cómo cambiarían nuestros equipos si la gente se hiciera interdependiente? ¿Están preparados los sistemas de incentivos (económicos y de reconocimiento) para fomentar esta interdependencia?

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